La importancia del ahora

 Hacía muchísimo que no me pasaba por aquí, pero seamos sinceras, sabemos que al final siempre regreso. Porque soy de las que, cuando le gusta algo (o más bien necesita algo, como yo necesito escribir), siempre regresa.

Y es gracioso, porque hoy vengo a hablar de ciclos, de cómo vuelven y cómo cada vez vuelven más rápido, el cómo tengo la sensación de que no paramos de consumir a un ritmo tan fugaz que una ya no puede disfrutar del momento, del instante, del ahora.

Que esto lo diga yo tiene delito, porque la gente que me conoce sabe que soy de las que lo tiene que tener todo planeado, de las que cuando alguien le ofrece un plan de la nada debe mirar la agenda y darse cuenta de que lo tiene complicado. Porque sí, una disfruta demasiado planificando y teniendo seguridad en lo que vendrá (un fuerte aplauso por mi ansiedad, la maldita me hace pasar por una persona organizada, cuando en realidad necesito ese orden estricto para no perderme por el camino).

Aunque quizá precisamente por eso también soy un poco la más indicada para escribir esto. Porque cuando alguien que planifica todo en su vida, te dice que te estás adelantando demasiado a los acontecimientos, quizá deberías pararte a pensar un poco en ello, ¿no? Un segundo, o dos, no te voy a robar más (bueno, lo que tardes en leerte esta entrada en el blog).

Y es que últimamente tengo la sensación de que me están robando las estaciones, el tiempo, el ahora.

Estamos a finales de agosto, pero desde que empezó prácticamente el mes ya tengo a gente a mi alrededor pidiendo que llegue Halloween y, los más histriónicos pidiendo que llegue ya Navidad. Vivo en una constante pelea con las horas del día, que se me escapan como la arena fina de la playa entre las manos y el ver a gente querer adelantar el tiempo me pone mal, muy mal. 

No sé si es que cada vez soy más consciente de la rapidez del paso de los años y de cómo en un parpadeo pasamos de estar a principios de siglo y ahora, de pronto, estoy más cerca del 2030 que del 2000... Puede que sea la crisis de los 30 que no para de azotarme a izquierda y derecha, pero... a veces me gustaría que el tiempo fuese más despacio. 

Ojalá poder volver a ser pequeña, tener seis años y recuperar esa sensación de tiempo dilatado. Antes el verano era eterno, había tantas cosas por hacer, que llegaba a aburrirme; el otoño era largo y las semanas de vuelta al cole eran tediosas y a la vez que emocionantes; sin embargo, nada duraba tanto como los inviernos y sus Navidades. El tiempo era mío, disfrutaba del ahora, de cada pequeño instante y hora del día (y aquellos días sí que eran largos).

Por eso llevo un mes entero riñendo a la gente, porque aún queda verano, quiero que quede verano. Quiero que lo disfrutemos, quiero que volvamos a vivir cada estación, cada mes, cada semana centrados en ese pequeño ahora. No quiero saber nada del otoño ni de Halloween hasta finales de septiembre o principios de octubre porque quiero coger la estación con todas las ganas del mundo. Quiero que cuando llegue la época en la que la hojas se vuelvan naranjas, se llenen las mañanas del rocío frío y regrese mi adicción al té con leche, tenga esa agradable sensación de que no me estoy adelantando, de que estoy en el momento, de que vivo en el ahora. Quiero que cuando llegue diciembre me recorra esa emoción infantil al ver las luces y visitar los mercadillos artesanales. Sentir que cada día de diciembre me acerca a una cuenta atrás que no me ahoga, sino que disfruto y quiero hacer pequeños planes en los que bebo chocolate caliente, como castañas y me quejo de lo lleno que está el centro de Madrid, tanto que es imposible caminar.


Quiero vivir cada evento cuando se merece y como se merece, quiero disfrutar del contraste de cada estación y disfrutar del paso del tiempo, no quiero pararlo presa del pánico constante de que me quedo sin él, de que tengo un enorme reloj que me está robando poco a poco cada pequeña oportunidad sin darme cuenta.

Quiero vivir de ahoras.

Así que, calma y tranquilidad. Disfrutad de lo que queda de verano, exprimidlo, porque sí, vendrán otros veranos, pero no serán este y puede que no los volváis a compartir con las mismas personas.



S. 🌸




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